En los últimos años, fortalecer los ecosistemas de innovación se ha vuelto una prioridad para los países que aspiran a modelos de desarrollo más sostenibles, inclusivos y competitivos. En este contexto, las universidades emergen como actores estratégicos, al fungir como centros de generación de conocimiento, experimentación y puntos de encuentro entre los sectores público, privado y la sociedad civil.